jueves, 9 de diciembre de 2010

Una historia de amor y una insulsa imaginación

Podía ver gracias a la transparencia de su alma
el tesoro que escondía bajo su armazón.
Y su penetrante mirada,
me incitaba a recorrer las finas colinas del amor.

Tocaba sus suaves manos como si fuese algodón.
Al escuchar su voz me imaginaba en un palacio
yo su princesa y él mi príncipe,
bailando los dos juntos bajo el cielo estrellado de mayo.

Pero hay algo que no pude imaginar,
algo que mi imaginación no pudo representar
cómo fue que llegamos hasta acá,
dónde él ya no me quiso mirar.

Fue una fría mañana de junio,
donde me desperté y él ya no estaba,
había dejado una nota:
no me esperes, no regresaré mañana.

Antonella Duarte.

0 Comentarios (+add yours?)

Publicar un comentario